Fotografía de: Surany Muñoz
El problema no radica en qué las futuras abogadas tengan cuerpos esbeltos, ni rostros hermosos, sino en la manipulación de las empresas y los medios de comunicación que sugirieren sutil e implícitamente a las estudiantes de derecho que se debe tener unos senos y glúteos de gran tamaño para tener la oportunidad de demostrar las capacidades intelectuales que se poseen.
Destruir estos imaginarios es una tarea que tienen las ciencias humanas. Por esto, La facultad de sicología de la FUNLAM ha implementado nuevas estrategias de intervención para atacar los trastornos que se presentan cuando la belleza se vuelve un requisito para vivir.
El Trastorno dismórfico corporal es una patología que hasta hace muy poco solo se identificaba en estudiantes de comunicación social y diseño. “El derecho es una de las nuevas disciplinas en las que se ha venido presentando este trastorno, originado por la preocupación en exceso de defectos físicos e imperfecciones que se tienen” afirma la Sicóloga, Ana Isabel Gutiérrez, quien en su práctica profesional ayuda a jóvenes de pregrado a superar la comorbilidad o la presencia de dismorfia. (ver entrevista de Ana Isabel Gutiérrez)
Como este, hay otros trastornos ( para ver más ) que desarrollan las estudiantes a las que se les convierte la belleza en una obsesión. “aproximadamente, hace unos 2 meses atendí una jovencita de 19 años, que cursaba segundo semestre de derecho en una de las universidades de la ciudad, con un cuadro clínico alarmante” cuenta el medico Juan Méndez, quien enfatiza que las estudiantes de derecho registran un alto índice de problemas alimenticios.
La anorexia, la bulimia y la vigorexia ya no son solo enfermedades que atacan a las mujeres que desempeñan profesiones relacionadas con la televisión y el modelaje; porque el derecho se ha convertido en una más de las disciplinas donde las mujeres se preocupan por su apariencia física.
La necesidad de pertenecer al prototipo de mujer perfecta es un problema cultural que evidencia la presión de la sociedad y de los requerimientos del mercado colombiano, donde las mujeres son clasificadas de acuerdo a su apariencia, como lo plantea el artículo El ideal estético en jóvenes de Medellín: percepciones desde algunas prácticas de estética
Esta clasificación es promovida por los medios de comunicación con producciones como Betty La Fea, una experiencia que posiblemente algunas de las estudiantes de derecho estén viviendo, o en su defecto pueden llegar a vivir, sino rompen ese imaginario social de que las mujeres de “cinturas de avispas” son las únicas que pueden atraer la atención y obtener altos cargos en las empresas.
Para concluir, es importante recordar que la inteligencia y la formación integral como lo sostienen los principios de la facultad de derecho , deben ser las herramientas que primen en la competencia profesional y en el ejercicio laboral de las estudiantes de leyes, quienes deben estar seguras de lo efímero que es el cuerpo y la belleza, y de lo perenne que es el conocimiento.(ver misión, visión y objetivos de la FUNLAM)